Friday, September 28, 2012

La defunción de don Antonio Menéndez de la Peña


Foto: Wikipedia
El pedagogo don Antonio Menéndez de la Peña (nacido aproximadmente en 1844 en San Juan de los Remedios, Cuba) llegó a Yucatán en mayo de 1869 junto con su esposa, su hermano don Rodolfo y otros familiares(1).

Antonio falleció el 17 de octubre de 1912(2) en Izamal, Yucatán. Su viuda, doña Ángela González Serrano, murió el 13 de abril de 1918, también en Izamal, dejando cinco hijos(3) ya adultos: Yara, Carlos Ricardo (fundador y director de varios periódicos, el más importante de éstos el Diario de Yucatán), Bolivia, Sofía y Óscar Menéndez González. Su hijo Antonio falleció antes que él, el 31 de julio de 1910.

El viernes 18 de octubre de 1912, La Revista de Yucatán publicó la siguiente nota necrológica:

Un triste acontecimiento.
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la causa de la enseñanza está en duelo.
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El Señor Don Antonio Menéndez de la Peña.
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En la media noche, cuando estábamos consagrados a la labor cotidiana de la formación de este número de LA REVISTA DE YUCATÁN, fuimos dolorosamente sorprendidos por la triste y lamentable noticia que nos trasmitió el telégrafo relativa al fallecimiento ocurrido en la ciudad de Izamal del Sr. D. Antonio Menéndez de la Peña, padre de nuestro muy querido Director, quien ayer mismo se ausentó a bordo del vapor americano, con el objeto de asistir al próximo Congreso de Periodistas, según en otro lugar se comunica a nuestros lectores.

La luctuosa nueva que hoy tenemos la honda pena de dar a la publicidad, ha de producir seguramente una penosa impresión en un gran número de yucatecos, entre los cuales el Sr. Menéndez y otros miembros de su distinguida familia, gozan de muy alta y merecida estimación, por las relevantes prendas que los distinguen. El honorable caballero que acaba de dejar de existir, vio la primera luz, en la Perla de las Antillas y era vástago de una familia asturiana, enlazada en la Isla de Cuba con la familia de la Peña, que se cubrió de justo renombre por su ilustración y por su patriotismo, desde que a mediados de la pasada centuria nuestros hermanos de Cuba hacían titánicos esfuerzos por la conquista de su Independencia. Los tumultuosos azares de aquella lucha inolvidable, trajeron a nuestras playas entre un buen número de inmigrantes utilísimos a la respetable familia Menéndez que encontró otra Patria en esta Península, en la que no le faltó el calor de nuevos y verdaderos afectos, que pudieron hacerle menos duro el pan amargo del destierro. Aquí fue en donde el Sr. D. Antonio Menéndez, constituyó un hogar en el cual la riqueza nunca asentó su trono, pero en el que la honradez nunca dejó de tener un perfumado altar en el cual brilló siempre la lámpara votiva y se esparcieron flores nunca marchitas. Fue el Sr. Menéndez un infatigable apóstol de la civilización, pues a la enseñanza de la niñez consagró sus mejores energías habiéndose distinguido en el Magisterio, no solamente en la ciudad de Mérida, sino en otras poblaciones entre las que podemos citar las de Progreso, Tixkokob e Izamal, en donde han quedado millares de huérfanos de la inteligencia, en virtud de la triste nota que hoy comunicamos.

La mayor parte de la vida de D. Antonio Menéndez de la Peña, puede decirse que fue una respuesta a la final impetración del inmortal poeta y filósofo germano que cerró los ojos para siempre, teniendo en los labios la palabra ¡luz!, pues desde la temprana juventud cuando dicho Sr. Menéndez acababa de llegar a este suelo, ofició en el templo del saber hasta hace muy poco, cuando ya la venerable ancianidad blanqueaba sus cabellos, quebrantaba su salud y agotaba sus energías. Nosotros que tuvimos el honor de tratarlo, fuimos admiradores de su vasta instrucción, de su invencible modestia, de su tenaz laboriosidad y de su acendrado amor para su familia, toda la cual latía en él y con él, como con un mismo corazón. En estos momentos de amargura, no podemos menos de tributar un sentido y sincero homenaje de respeto y de cariño, al padre modelo y ciudadano intachable, para quien se ha abierto una tumba en esta tierra que fue para él tan amada y en cuyo servicio pasó su existencia casi entera. Su alma clara y generosa, vuelve a la Infinita Llama de donde tuvo su principio y deja en este valle de lágrimas, un ejemplo que imitar y un recto sendero que seguir.

Hacemos presentes nuestras muy afectuosas frases de cordial condolencia a los numerosos deudos del eterno ausente, entre los que se sabe se cuentan, la respetable viuda Sra. Da. Ángela González de Menéndez, nuestro Director, D. Carlos R. Menéndez, el distinguido escritor y educador D. Rodolfo Menéndez de la Peña, hermano del finado, el ilustrado abogado D. Rodolfo Menéndez Mena, y muchos otros, en cuyos hogares, la Parca inexorable, hoy hace correr abundantes lágrimas y ha prendido el fúnebre crespón.

*Notas del administrador de Los Menéndez en Yucatán:
  • 1) Más información sobre la llegada de don Antonio y don Rodolfo Menéndez de la Peña a Yucatán está disponible en las notas autobiográficas del segundo, republicadas en el blog Menéndez y Menéndez Opus, administrado por el Lic. Rodolfo Menéndez y Menéndez.
  • 2) La fecha que se indica en este portal es confirmada tanto por La Revista de Yucatán como por los libros del Registro Civil de Izamal, disponibles en FamilySearch. De igual manera, cualquier persona puede tramitar una copia del acta de defunción de don Antonio, con los datos aquí dados, acudiendo al módulo central del Registro Civil en Mérida.
  • 3) El nombre de hijos de don Antonio y doña Ángela (al menos los que no murieron antes que ella) consta en la partida de defunción de la segunda, también disponible en FamilySearch.

2 comments:

  1. Pepe: La fecha de nacimiento de Antonio Menéndez González tiene un error. Dice 1945, debe decir 1944. Murió en 1912 de 68 años según consta en su acta de defunción. Te saludo. Rodolfo Menéndez Menéndez.

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  2. Efectivamente, Rodolfo. Veo que tú o alguien más ya corrigió las fechas en su artículo de la Wikipedia. Basándonos en su fecha de defunción ése es su año de nacimiento, aunque a falta de su partida de bautizo también debemos dudar del día y mes, que seguramente es un dato anecdótico y no documental.

    Saludos y gracias!

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